Por José Luis de la Calva
(BARCELONA, España; de El País).- Este acusado de ser parte de la banda criminal responsable de la masacre en el Paseo La Rambla en Barcelona y en el paseo marítimo en Cambrils, ahora pide perdón, porque lograron atraparlo y se declara arrepentido ante el juez.
Mohamed Houli, es el único de los cuatro terroristas detenidos que ha confesado las intenciones de la célula de cometer un gran atentado con bombas en Barcelona.
Houli, de 21 años, no participó en los ataques de La Rambla y del paseo marítimo de Cambrils porque, la víspera, resultó herido en la explosión fortuita de Alcanar (Tarragona) que obligó a cambiar los planes.
El País dice, ademas, que en su declaración, el terrorista admitió que la célula pretendía atentar contra “monumentos e iglesias, como por ejemplo la Sagrada Familia”, sin especificar cómo.
Según han explicado a El País, fuentes judiciales, Houli, ya en prisión, pidió “perdón” y se mostró “arrepentido” ante el juez.
El sujeto melillense fue uno de los primeros en caer. Su pasaporte fue hallado en la furgoneta Fiat Talento blanca que su compañero Younes Abouyaaqoub, un año mayor que él, utilizó para atropellar a decenas de personas en el paseo barcelonés.
Houli, fue detenido en el hospital de Tortosa, donde estaba ingresado por las heridas sufridas en Alcanar. Allí, la célula acumulaba material para cometer un atentado de gran envergadura en Barcelona. “Gran cantidad de bombonas de butano, productos como acetona, agua oxigenada, bicarbonato, gran cantidad de claves para ser utilizados como metralla y pulsadores para iniciar la explosión”, detalla el auto de prisión del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu.
El auto, detalla con precisión tanto los preparativos como la ejecución del atentado: la furgoneta de Abouyaaqoub avanzó “realizando movimientos en zig-zag con la finalidad de causar el mayor número de víctimas”. Si se detuvo sobre el mosaico de Joan Miró, cerca del mercado de la Boqueria y del teatro del Liceu y tras haber recorrido más de 500 metros, fue porque saltó el airbag, lo que detuvo el vehículo, explicaron ayer fuentes policiales.
En su confesión de los hechos, Houli, explicó que el imán Abdelbaki Es Satty —considerado pieza principal en la radicalización de los jóvenes y en la preparación del atentado— pretendía “inmolarse”. En la casa de Alcanar, se halló un libro verde con el nombre de Abdelbaki. En una nota manuscrita, los implicados se consideran “soldados del Estado Islámico en la tierra del Ándalus”.
A principios de 2016, el imán —muerto en la explosión de Alcanar— viajó a Vilvoorde, una ciudad belga próxima a Bruselas. Los Mossos indagan el porqué de ese viaje y de otro que, a finales de ese mismo año, emprendieron a Suiza otros dos de los 12 integrantes de la célula: Mohamed Hichamy y Youssef Aalla. La policía federal de Suiza ha confirmado que, al menos uno de ellos, pernoctó una noche en Zúrich.
Accidente y nuevo cambio de planes
El auto judicial detalla un viaje más reciente: el que emprendió, desde Marruecos, Driss Oukabir, el segundo de los cuatro detenidos a los que Andreu ha enviado a prisión provisional. Oukabir estuvo en su país hasta el domingo 13 de agosto —cuatro días antes de la tragedia—, cuando tomó un vuelo de Air Arabia con destino al aeropuerto de El Prat.
Ese mismo día regresaron, también del extranjero, otros dos de los terroristas; uno de ellos, según fuentes judiciales, es el autor material del atropello en La Rambla, Younes Abouyaaqoub. Acababan de pasar el fin de semana cerca de París, según las autoridades francesas: un radar captó el Audi A3 usado en el atentado de Cambrils.
El auto describe otra circunstancia que había pasado inadvertida: a las 15:25 del día 17, o sea apenas una hora antes del atropello de La Rambla, la furgoneta que conducía Mohamed Hichamy sufrió un accidente en la AP-7. Esa circunstancia obligó a la célula a cambiar, de nuevo, los planes: otros cuatro terroristas fueron a buscarle e improvisaron el ataque en Cambrils, en el que atropellaron a diversas personas y apuñalaron a una mujer —que acabó muriendo— hasta que fueron abatidos por los Mossos.
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